20130318

Mes de la mujer: Mujeres que hicieron historia parte II

Seguimos con la segunda parte de Mujeres que hicieron Historia. Los primeros 5 puestos elegidos por ustedes en nuestro Facebook, para homenajear a las mujeres que nos hicieron, en parte, lo que somos hoy.

 #5: Karen Blixen (1885-1962):

Karen Christence Blixen-Finecke, nacida Karen Christenze Dinesen, más conocida por su pseudónimo literario Isak Dinesen fue una escritora danesa.

Su papá, se suicidó cuando ella tenía diez años, atormentado por la sífilis, una enfermedad que en aquella época estaba muy estigmatizada. Su madre, Ingeborg Westenholz, quedó sola con cinco hijos a su cargo. Karen, como sus hermanas, se educó en prestigiosas escuelas suizas para las clases altas.

Karen se casó con el barón Bror Blixen-Finecke, con quien inició en Kenia una plantación de café llamada The Karen Coffee Company. El matrimonio fue muy difícil y cansada de las infidelidades de su marido, se separaron después de seis años de matrimonio, quedándose ella sola a cargo de la plantación.

Aprendió las lenguas aborígenes, como el suajili, y se empapó de las costumbres locales. Se dedicó a educar a los niños aborígenes y a mejorar la vida de todos los africanos que trabajaban en sus plantaciones. Los nativos la apodaban «la hermana leona» y se ganó el afecto de ellos por su coraje, su buena puntería y su habilidad como cazadora.

En 1931, su amante, Denys Finch Hatton se mató en su avión Gipsy Moth. A pesar de su profundo dolor, Blixen siguió a cargo de la plantación hasta que la caída de los precios del café en 1931 la obligaron a venderla y regresar a Dinamarca.

Su libro Memorias de África (1937) la catapultó a la fama a nivel mundial; inspirada en el libro se filmó la premiada película Out of Africa, protagonizada por Meryl Streep en el papel de Karen y por Robert Redford como Dennys Finch Hatton. El libro se trata de la pérdida del paraíso que ella había encontrado en África, donde se liberó de la vida y convenciones burguesas que la constreñían en Dinamarca. Muestra, también, la lucha de una mujer por sobrevivir en un entorno salvaje, dominado por hombres.

#4: María Eva Duarte de Perón (1919-1952):


Se puede decir mucho de Evita y de los distintos aspectos de su vida. Se escribieron muchísimos libros y es amada y odiada por diferentes corrientes políticas. No vamos a entrar en el terreno político pero si destacar los aportes que hizo a las mujeres en Argentina.

En 1944 Duarte conoció a Perón, entonces secretario de Estado, el 1 de mayo de 1946 Perón asumió como presidente y Eva pasó a desempeñar el puesto de primera dama. Apenas asumió su presidencia, impulsado fuertemente por Eva misma, Perón presentó el proyecto del Sufragio femenino, que finalmente fue sancionado en 1947. Su trabajo para lograrlo es una de las obras más reconocidas de Eva Duarte de Perón. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949. En 1949 además fundó el Partido Peronista Femenino, el cuál presidió hasta su muerte.


#3: Simone de Beauvoir (1908-1986):

Hasta 1943, Simone de Beauvoir fue profesora de filosofía. Después de conocer a Jean Paul Sartre, se unió estrechamente al filósofo y su círculo. Así se convirtió en la novelista existencialista y feminista que conocemos.

Entre sus obras está El segundo sexo (Le Deuxième Sexe) que escribió en 1949. Se lo considera una de las obras más relevantes, a nivel filosófico, del siglo XX y una de las obras fundacionales del Feminismo. Fue un rotundo éxito de ventas. Empezó a escribirlo cuando reflexionó, a propuesta de Jean-Paul Sartre, sobre lo que significaba para ella el ser mujer. Comenzó a investigar y escribió este ensayo que aborda cómo se ha concebido a la mujer, qué situaciones viven las mujeres y cómo se puede intentar que mejoren sus vidas y se amplíen sus libertades.

La teoría principal que sostiene Beauvoir es que "la mujer", o más exactamente lo que entendemos por mujer (coqueta, frívola, caprichosa, salvaje o sumisa, obediente, cariñosa, etc.) es un producto cultural que se ha construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija, hermana... Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad y desde sus propios criterios. Muchas de las características de la mujer no le viene dada de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: «No se nace mujer: llega una a serlo».

#2: Frida Kahlo (1907-1954): 


Magdalena Frida Carmen Kahlo Calderón, más conocida como Frida Kahlo fue una pintora mexicana. Su vida estuvo llena de desgracias causadas por su enfermedad infantil, la poliomielitis, y por un grave accidente en su juventud que la mantuvo postrada durante largos periodos. Llevó una vida muy poco convencional para su época, fue bisexual y entre sus amantes estuvo León Trotski. Pintó unas 200 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir y que siempre giran temáticamente en torno a su biografía y a su propio sufrimiento.

Se casó con Diego Rivera, el famoso muralista, en agosto de 1929. La influencia de Diego en la pintura de Frida se reconoce a partir de entonces por un cambio de estilo orientado hacia el mexicanismo. Así se unió al grupo de artistas, en el que participaba Diego, que propugnaba un arte autóctono mexicano, integrando objetos del arte popular y de la cultura precolombina.

En la sociedad de su tiempo, donde la supremacía de lo masculino constituía el sentido común, Frida encarnó un nuevo tipo de mujer: autosuficiente, fuerte y de características sexuales andróginas. En el México de entonces, claramente machista, esta mujer se representó en su obra con un físico ambiguo con algunos rasgos masculinos exagerando sus cejas y su incipiente bigote.

Fue de las primeras pintoras que expresó en su obra su identidad femenina desde su propia óptica de sí misma como mujer, rechazando la visión de lo femenino que se dibujaba desde el tradicional mundo masculino. Ella fue una de las que contribuyó en la formación de un nuevo tipo de identidad para la mujer y es reconocida, hoy, como un símbolo.

 
#1: Madre Teresa de Calcuta (1910-1997): 


Durante 20 años se dedicó a enseñar en el convento irlandés de Loreto donde gozaba de relativas comodidades. En 1948, envió un pedido al Vaticano para iniciar una congregación diocesana en Calcuta. Sin embargo, la India recientemente se había independizado y podría ser mal visto que una europea se dedicara a los pobres en la situación de aquel entonces.

Finalmente el permiso para abandonar el convento se le concedió en 1948 cuando, vestida con un sari blanco de algodón con bordes azules en sustitución de su tradicional hábito de Loreto, abandonó el lugar solamente con cinco rupias para ayudar a los más necesitados. El 7 de octubre de 1950, la Santa Sede autorizó su nueva congregación, a la cual denominó las Misioneras de la Caridad. Según Teresa, su misión desde entonces fue cuidar a «los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar, los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos».

En la década de 1970 ya era conocida internacionalmente y había adquirido reputación de persona humanitaria y defensora de los pobres e indefensos, en parte por el documental y libro Something Beautiful for God, de Malcolm Muggeridge. En 1979 obtuvo el Premio Nobel de la Paz y el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, en 1980, por su labor humanitaria. A ellos se sumaron una decena de premios y reconocimientos de primer nivel, tanto nacionales como internacionales.

En diciembre de 1971 ocurrió la Guerra de Liberación de Bangladesh, entre la India y Pakistán, en la cual se produjeron decenas de violaciones a mujeres, y muchas de ellas recurrieron al suicidio, o huyeron. La Madre Teresa estableció hogares para cuidarlas y darles el apoyo que necesitaran. Terminado el conflicto las alentó para que volvieran a reconstruir sus matrimonios, adoptar hijos y regresar a sus pueblos. Por esa acción el primer ministro de la India, pidió que estas jóvenes monjas sean consideradas «heroínas nacionales».

Tras su muerte, la Iglesia comenzó el proceso de beatificación, el tercero de los cuatro pasos para alcanzar la canonización, en donde el Papa declara a alguien digno de veneración universal.













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